¿Realmente existe el matcha ceremonial?

¿Realmente existe el matcha ceremonial?

Una mirada sobria a un término que el marketing ha convertido en mito.

Pocas bebidas han cruzado culturas y siglos con tanta gracia como el matcha. Verde intenso, batido a mano, denso como un espresso. Más que una moda, el matcha es una tradición viva que combina técnica, terroir y tiempo.

Aunque sus raíces se remontan a China, fue en Japón gracias a monjes zen en el siglo XII donde el matcha encontró su hogar espiritual. Uji, cerca de Kioto, se convirtió en su centro de cultivo y producción, y hasta hoy sigue siendo sinónimo de calidad.

En la ceremonia del té japonesa, el matcha se prepara de dos maneras:
Usucha, una preparación más ligera, y Koicha, más espesa y concentrada. En ambas, el matcha es protagonista absoluto. No hay jarabes, no hay leche. Solo agua caliente, un batidor de bambú (chasen), y el polvo finísimo de un té cuidadosamente cultivado.

Lo que no se dice del “grado ceremonial”

En Occidente, el término ceremonial grade se ha popularizado como sinónimo de calidad suprema. Pero en Japón, esa clasificación simplemente no existe.

En realidad, la distinción más significativa es técnica:
• Matcha molido en piedra (stone-milled), considerado el más fino,
• y el resto: molido con bolas metálicas o por chorro de aire, técnicas más rápidas pero menos respetuosas del sabor, color y textura.

Incluso dentro del stone-milled, los grados varían sutilmente según el cultivar, la región, el productor, y las condiciones climáticas de la cosecha. Cada año, expertos en Japón clasifican la calidad de las partidas como si fueran vinos finos. El resultado es una gama de matices más rica de lo que cualquier etiqueta de “ceremonial” podría capturar.

Cómo se cultiva un polvo perfecto

La planta destinada al matcha se sombrea durante tres semanas antes de la cosecha. Esta técnica reduce la fotosíntesis, aumenta la teanina y da lugar a ese sabor dulce, redondo y umami tan característico.

Solo las hojas más jóvenes, recolectadas durante la primera cosecha del año, pueden transformarse en tencha, el material base del matcha auténtico. La molienda en piedra lenta, precisa, casi ritual produce apenas 20 gramos por hora.

Es un proceso que no permite atajos. Cada partida representa una sola oportunidad anual. Cada sorbo, la suma de cientos de decisiones invisibles.

Nuestro compromiso

En Lomma & Limma, servimos matcha de origen japonés molido en piedra, de primera cosecha, seleccionado por su perfil sensorial y la historia detrás de cada productor. Trabajamos con Kettl, casa especializada con base en Nueva York y Japón, que ofrece dos líneas claras:
• Para preparación tradicional: complejo, suave, con notas florales y vegetales.
• Para mezclas con leche: más robusto, ideal para lattes, sin perder identidad.

No creemos en etiquetas vacías. Creemos en el origen, en la técnica, y en el respeto a una bebida milenaria.
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